Como
muchos de vosotros sabréis, mi padre es de Argelia. Seguro que
estaréis suponiendo que allí se habla un idioma diferente al
español, y así es. Se habla el árabe. Desde pequeña mis padres se
empeñaron en que fuera bilingüe, así fue. A cada palabra que
decían en árabe, la traducían al castellano para que pudiera
entender que significaban lo mismo. Con los pasos de los años he
podido comprobar por mi sola lo complicado que es saber una lengua
perfectamente. Cada palabra necesita un tono especial dependiendo del
momento en que se dice. Si traduzco una palabra del árabe al
castellano utilizando el mismo tono, la persona a la que le traduzco
podría sentirse ofendida. También influye mucho la velocidad de las
palabras o el lenguaje corporal que se emplea en ese momento.
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