lunes, 19 de septiembre de 2011

El sueco





  - Pero me da miedo las armas, sino no habría tomado mi carrera deductiva en tan corto vuelo. Veo, caballero- dijo lentamente intentando vocalizar para que la barrera de idiomas no sea un problema para nuestro entendimiento.- Puedo ver que algo le impulsa a desconfiar en mi, puede la facha de mi forma de vestir, o esa vida sosegada que llevan a las malas lenguas. Sin embargo. Le prometo que por mi honor, el de mi hermana y la de nuestra santa madre que Dios tenga en la gloria que no tiene nada que temer de mi. Soy perspicaz y aunque no le conozca salvo superficialmente puedo deducir que es un hombre con principios.- Dijo mientras seguía sentado en la cama con los ojos en el olvido clavados en mi y con su rostro inexpresivo perdido sin duda en sus pensamientos en quien sabe que dolorosos recuerdos y que visiones indescriptibles de melancolía.  


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